domingo, 28 de septiembre de 2014

Festividad de San Miguel Arcangel





Estimado hermano:



El próximo lunes día 29 es la festividad de los Arcángeles Miguel, Gabriel  y Rafael; por tanto el día grande en nuestra Parroquia.

Dicho día da comienzo de forma oficial el curso parroquial y para ello se van a celebrar los siguientes actos:

De 18,00 a 20,00  horas en el Sagrario habrá Adoración al Santísimo.

A las 20,00 horas se celebrará Santa Misa.

A continuación en los salones parroquiales tendremos un rato de convivencia, donde tomaremos unas copas y aperitivos, agradeciendo vuestra asistencia y colaboración  con algo para compartir.

Es importante la asistencia de todos como miembros parroquiales que somos



Adjuntamos, como cada semana, el Evangelio que escucharemos este próximo domingo.

Un abrazo en el común amor a Jesús Sacramentado.



LA JUNTA DE GOBIERNO



Evangelio

Evangelio según san Mateo 21, 28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
- «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, Señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: «El primero. » Jesús les dijo: - «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»


Comentario

Marco: Forma parte del quinto bloque narrativo del relato mateano. Estamos en Jerusalén, centro de la salvación. Pero el Salvador es rechazado por el pueblo de Dios en la persona de sus dirigentes: sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.

Reflexiones

1ª) ¡El nuevo pueblo de Dios ya no puede confiar en privilegios!

¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Jesús advierte a los máximos dirigentes que el punto de referencia y la seguridad del pueblo no es el templo y el esplendor de su culto, sino la actitud que se adopte frente a la voluntad de Dios que es la fuente de la salvación para los hombres y de la identidad del pueblo de Dios. La predicación profética insistía una y otra vez en que sólo en el encuentro y realización de esa voluntad se garantizaba la pervivencia del pueblo y su significación.

Este breve relato recoge una larga historia de rechazos y rebeldía del pueblo contra Dios. Los dos hijos representan dos estamentos: los piadosos y los proscritos (publicanos, pecadores, etc) Es necesario realizar el proyecto de Dios con fidelidad, constancia y tenacidad. La salvación se realiza en un itinerario humano y dentro de la historia. Los dirigentes, que representan a un pueblo rebelde y testarudo frente a los mandatos de Dios, han dicho que sí pero no lo han realizado con coherencia.

Todo se redujo a un sí manifestado en un culto vacío pero sin traducción en una vida comprometida amorosamente con Dios y con los hombres (las dos partes de las estipulaciones de la alianza). Frente a ellos hay una multitud que ha dicho no a la voluntad de Dios pero luego se arrepiente y entra en la dinámica salvadora de Dios. Este es el que realmente realiza lo que Dios quiere y desea de los hombres.

Hoy, como ayer, es necesario seguir proclamando esta parábola y su significación en un mundo que parece alejarse cada vez más de ese Dios Padre amoroso que manifiesta su voluntad para que el hombre realice su proyecto y su destino humano. El Dios revelado por Jesús, sobre todo en la cruz, es un Dios amoroso y fuente de libertad y felicidad. Es necesario que los creyentes en Jesús, con humildad y coherencia, sean testigos convincentes de este Dios de Jesús y manifiesten al hombre su verdadero rostro salvador, amoroso y humanizador.

2ª) ¡Los contrastes desconcertantes de Jesús en su actuar y en su hablar!

Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios... La expresión «os aseguro» significa en labios de Jesús la afirmación firme de la última voluntad de Dios de la que él es el último portavoz y mensajero. Estas palabras invitan al lector a prestar la máxima atención porque el Maestro va a exponer una parte central de su mensaje y de su misión. En el marco de la etapa final de la vida terrena de Jesús este comienzo solemne advierte al lector de su sentido dramático.

Jesús repetirá gestos y acciones simbólicas que se acumulan como una urgencia dramática, incluso trágica, pero salvadora. Algunos de esos gestos se prolongan hasta la última Cena. Para la comprensión de esta palabra proclamada de modo más intenso en la etapa final, es necesario recorrer el itinerario completo de las manifestaciones de la misericordia de Dios a través de Jesús. Sabemos por el relato evangélico que Jesús compartía la mesa con los pecadores y convivía con ellos.

Este comportamiento era escandaloso para los piadosos de Israel (los fariseos). Las palabras y los gestos de Jesús se acumulan con creciente intensidad. Pero ciertamente todos aquellos gestos y encuentros de Jesús con los necesitados del perdón y de la rehabilitación terminaban con una misma exhortación: yo tampoco te condeno, vete en paz y no peques más. En este marco de la vida global de Jesús hay que entender estas expresiones paradójicas voluntariamente queridas por él.

Lo realmente paradójico era su sorprendente vida y comportamiento que rompía con las reglas más elementales de una convivencia y un comportamiento correcto en Israel: todo se observaba, se calculaba y se medía cuando se trataba de compartir mesa y mantel. Pero Jesús actuaba a su estilo, es decir, a su estilo desconcertante pero liberador. Era necesario ofrecer al mundo el verdadero rostro de su Padre. Y su Padre es así, siente profundamente la situación de sus hijos extraviados y quiere atraerlos a su misericordia amorosa para que sean felices. Durante mucho tiempo han ignorado la verdadera voluntad de Dios.

Pero ha llegado el momento de encontrarse con Él frente a frente a través de Jesús. Hoy como ayer es necesario que se siga proclamando este valor y talante desconcertante del Evangelio, pero también la urgente llamada a creer en el amor de Dios que transforma la vida y aleja al hombre del peor mal que padece, es decir, el pecado y la situación de pecado. Si Dios es amor y libertad y vida, el pecado es todo lo contrario: es causa de odio y enfrentamientos, de muerte e infortunio para el hombre.

Acaso hoy debería el discípulo de Jesús manifestar con especial valentía esta verdad y ayudar a corregir el posible espejismo en que podría caer la sociedad actual. Sólo en el acceso a la voluntad de Dios a través de Jesús adquirirá el hombre su dignidad, su libertad y su felicidad.



Comentarios: Fray Gerardo Sánchez Mielgo. Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia).

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