miércoles, 16 de febrero de 2011

José Manuel Reyes


Del cofrade que es pintor, o del pintor que vive en cofrade.

Es evidente que muchos de los que nos gusta vivir esa eterna y permanente ilusión de llegar a sentirnos y ser cofrades, no somos precisamente expertos en casi ninguna de las artes que rodean a nuestras hermandades. La edad, la experiencia, el haber visto muchas cosas, te da sin embargo, una especie de cierto sentido crítico que discierne entre lo bueno y lo malo, la belleza y la fealdad, y, sobre todo, entre lo auténtico, lo salido del corazón, lo que transmite el alma, y lo realizado por compromiso, con profesionalidad, con interés, pero exento de ese sentimiento que solo se transmite cuando se vive con intensidad lo que estás haciendo.

Todos hemos visto muchas pinturas religiosas y, por supuesto, muchos carteles de Semana Santa que repiten los trazos salidos del pincel de un artista, y en muchos de ellos se contempla el talento pictórico del artista, su profesionalidad y, si me apuran, hasta su genialidad, pero estarán ustedes de acuerdo que también a muchos de ellos les falta la transmisión que solo genera el sentimiento profundo, el amor desmedido a lo que se pinta.

José Manuel Reyes es cofrade y, además, cofrade del Santo Crucifijo de la Salud. Ha mamado el alma de su hermandad, vive con intensidad los sentimientos únicos que transmite nuestro Santo Crucifijo, se siente “cofrade de negro” con lo que conlleva, y todo ello lo plasma y lo transmite en su faceta de pintor religioso.

Cuantos conocemos su trayectoria y casi todo lo que ha pintado en este apartado, seguimos sorprendiéndonos de sus luces portentosas, de esos trazos casi místicos que plasman la imagen o la faz de un Cristo o de una Virgen.

En el cartel de este año, José Manuel se ha vuelto a dejar el corazón. Si hace unos años era el Santo Crucifijo, el Cristo que concita su fe en Dios, el centro y eje de un cartel maravilloso, es la Virgen de los Remedios, nombre de su madre, genial imagen, belleza sobrecogedora, la que se plasma de manera espectacular en el cartel de este año de 2011 que, seguro, pasará a la historia de las grandes pinturas religiosas de la época.

Solo hay que mirarlo para entender lo que queremos decir, solo hay que pararse un segundo para recibir esa llamada, ese impacto visual que se supone que debe generar un buen cartel.

La Virgen y la cruz que pende en el corazón de María. ¿No son estos dos de los grandes símbolos del católico, del cofrade?

Jose Manuel es pintor y además cofrade ¿O es cofrade y además pintor?

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